lunes, 7 de noviembre de 2011

OBSERVARNOS

Meditar es un estado de no-mente, es decir, un estado de consciencia pura sin contenido específico, en el que te conviertes en simple testigo del fluir de tus sensaciones corporales, de tus pensamientos, de tus emociones, sin identificarte con ninguno, sin perseguir ningún objetivo, ningún deseo
Los procesos mentales generan dualidad, diferenciación, evaluación, concentración, todos ellos contrarios a lo que es meditación.
Para meditar debemos dejar la mente en un segundo plano, haciéndonos livianos, indiferentes y no identificados con nuestros pensamientos, siendo simples testigo de los mismos. Y así como con los pensamientos, al meditar seremos testigos de las
sensaciones corporales y de nuestras emociones

Hay personas que nos dicen "que no pueden meditar porqué son incapaces de concentrarse mucho tiempo", estas personas creen que la meditación es concentración, y nada más lejos de la realidad. En la concentración hay un sujeto que se concentra, ejerciendo un acto de voluntad, y un objeto sobre el cual se fija la atención, creando así una dualidad de consciencia, una separación, una demarcación de límites en la que ejerces un proceso mental que por referencia al pasado busca comparar y encontrar una conclusión. Todo esto se opone al estado meditativo. Por ello la concentración crea cansancio, mientras que la meditación puede hacerse por tiempo indefinido sin agotamiento alguno, ya que la meditación no es un acto de voluntad, ni una actividad mental, sino una relajación consciente en la que no existe división o separación entre lo interno y lo externo, no estás buscando comparar nada ni persigues arribar a conclusiones de ningún tipo.

Como ya publicamos en otro post anterior, se puede meditar caminando, trabajando, o simplemente, observando.
“Observar es meditación". Lo que observas es irrelevante; puedes observar los árboles, puedes observar el río, puedes observar las nubes, el mar o  a los niños jugando.


El objeto no es el propósito, sino la calidad de tu observación, la cualidad de estar alerta y consciente.

Eso es meditación.

Cualquier cosa que hagas con presencia es meditación.
La acción no es el asunto sino la calidad que le imprimes a tu acción. Caminar puede ser meditación si caminas alerta. Estar sentado puede ser meditación si lo haces con presencia. Leer/escuchar estas palabras puede ser meditación si las lees o escuchas con consciencia. Simplemente escuchar el ruido interior de tu propia mente puede ser meditación, si permaneces alerta y observador.
La clave y el espíritu esencial de la meditación está en aprender cómo presenciar, es decir, de convertirte en espectador de lo que ocurre en torno a ti, sin crear dualidad, sin crear separación, haciéndote uno con el todo. Y para presenciar es necesario primero permanecer centrado.
Al meditar aceptas tu lugar, tu momento, tu entorno presente, sin apegos, sin deseos, sin buscar, sin forzar, sin pensar en el pasado o en el futuro, sin repetir mantras mecánicamente, sin fijarte límites algunos. Al meditar no haces nada en particular sino que simplemente te dejas llevar y fluir con plena consciencia en tu experiencia del momento, sin interferir, sin discriminar, sin juzgar. Entiende que al meditar estás abriendo la puerta que abre tu expansión al amor, la libertad y la creatividad.
La Felicidad es nuestra propia naturaleza. No estar Felices es simplemente innecesario. El ser felices es natural, espontáneo, y no requiere de esfuerzo.

Se requiere un gran esfuerzo para ser miserables. Por eso es por lo que estamos tan cansados, porque la miseria es realmente un trabajo muy duro y  mantenerla nos es muy difícil porque estamos haciendo algo en contra la propia naturaleza.
Estamos yendo contra la corriente. Eso es la miseria.

¿Y qué es la dicha?, pues la dicha es simplemente fluir con/como el río. Tanto es así, que la distinción entre el río y cada uno de nosotros simplemente se pierde: Tú eres el río. ¿Cómo nos puede resultar difícil  ir con el río?
No necesitas nadar, simplemente flotas y el río te lleva al océano, porque el río va parar al océano.
El cúmulo de prejuicios y anatemas que a lo largo de tu vida has recibido de tus padres, de la escuela, de tus relaciones pasadas, de la sociedad, de la religión, etc,  hace que desees esconderte de ti mism@, por tanta basura acumulada en tu interior, que está condicionando y bloqueando tu vida y tú felicidad actuales.

Por eso evitamos estar solos y tratamos de llenarnos de cosas externas, de innumerables pasatiempos y distracciones, o estamos en el otro extremo ocupado con trabajos y carreras alocadas, ocupadas con gente que nos entretiene pero no nos aporta nada, nos sentimos a gusto con personas que no quieren conocernos de verdad y solo se quedan en la superficie de lo que, en realdad somos; nos hace "sentir bien" los halagos interesados y superficiales. No queremos ver como somos en realidad y  lo que estamos haciendo con nuestra sagrada existencia, viviendo en angustia, impaciencia y apuros, viviendo dormidos como drogados por todo lo externo a nosotros.

Esa manera de vida nos lleva a no estar a solas con nosotros mismos en silencio.
Y cuanto más te alejas de tu propio centro, cuanto más evades tu propia esencia, más te creas tensión, sufrimiento y miseria, cayendo en un círculo vicioso en el que crees que necesitas de más estímulos externos, que a su vez te irán alejando más de tu propia naturaleza interior.


 Da vida a las cosas que son hermosa, no des vida a cosas feas. Da amor a todo el mundo, pero da más amor a quien te ama, a quien tienes cerca; expande felicidad; reparte alegría y buenas vibraciones. La fuerza está en cada uno de nosotros, busca en ti.  No tienes tanto tiempo, no tienes tanta energía, para malgastar. Con tan corta vida y con tan pequeña energía de que dispones es sencillamente una estupidez  perderla en tristezas, en rabias, en odios, en engaños, en celos… utilízala en amor, utilízala en algún acto creativo, utilízala en amistad, utilízala en meditación.
Haz algo con ella, lo que te lleve más alto, y cuanto más alto llegues más fuentes de energía/amor estarán disponibles para ti.
Y en el más alto punto de consciencia, tu eres casi como un Dios. En realidad siempre eres Dios porqué formas parte de Dios.
 Conseguirlo esta en tus manos
Meditemos. Observemos, Fluyamos como el Río.


Paz, Amor y Bendiciones
l.p.v.

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