martes, 13 de diciembre de 2011

MEDITAR Y RECONOCERNOS

Solo podemos reconocer lo que estamos sintiendo si nos hallamos en un espacio abierto y libre de juicios. Y es únicamente en ese espacio abierto en el que no estamos atrapados del todo en nuestra versión de la realidad, donde podemos escuchar y sentir quienes son realmente los demás lo que nos facilitará estar con ellos y comunicarnos adecuadamente sin hacer daño ni juicios. Ese espacio abierto está en nosotros; ese espacio libre de juicios y lleno de paz y armonía reside en nosotros como parte integral del Universo Divino. Para acceder a él necesitamos hacer una pausa y observar nuestro interior.
La meditación nos ayuda a ver, oír y oler sin cerrar los ojos, los oídos o las narices. Nos enseña a relacionarnos con todos los detalles de nuestra vida, a relacionarnos con la inmediatez de nuestra propia experiencia y a respetarnos lo suficiente para no juzgarnos en este largo camino que es nuestra propia vida. Cuando nos vamos comprometiendo más profundamente en este camino de honestidad existencial, nos resulta muy chocante darnos cuenta de hasta que punto estamos ciegos ante las diversas formas que usamos para hacer daño. Es algo tan arraigado en nosotros que ni siquiera podemos escuchar cuando los demás tratan de decirnos que quizás estemos haciendo daño a alguien con nuestra forma de actuar y relacionarnos. Estamos tan acostumbrados a nuestra forma de hacer las cosas que pensamos que los demás ya están acostumbrados a nosotros y nos aceptan sin más.
Meditar, aprender a meditar y trascender la mente nos ayuda a encontrar nuestro camino, a escuchar a nuestro ser interior, a comunicarnos con él Yo Superior. Meditar nos hace crecer y reconocer las señales de nuestro Camino de la Luz.

Practiquemos.
Luz y Amor

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